Este año el mayo es más pequeño, pero tenemos mayo, eso es lo importante.
Antaño, la longitud y grosor del mayo eran medidas principales a la hora de elegir el chopo propiciatorio, cuanto más grueso y más largo, más fuerza y audacia eran necesarias. En más de una ocasión la desmedida ambición de los mozos ocasionó serios peligros hasta concluir la faena con éxito.
Este año había menos brazos para levantar el mayo así que decidimos talar un árbol algo más delgado de lo habitual, pero resultó ser muy elegante, como siempre.
Los niños también pingaron su mayo infantil, quedará grabado
en sus tiernas memorias para toda la vida, esto si que es una apuesta por
la persistencia de nuestras costumbres ancestrales.
En definitiva, un año más hemos pingado el mayo y hemos
pasado un estupendo día de fiesta con las gentes de nuestro pueblo.
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